Reseña: El nombre del viento.

Este fin de semana, en el que no es que lo pasara de fábula, saqué el ebook y me dispuse a acabarme por fin "El nombre del viento". Como comenté en mi reseña en goodreads me ha costado poco más de una semana ventilarme las 720 páginas que tiene, y eso es chunguillo sobre todo por el hecho de que suelo leer por las noches, y no todas, que me da un poquito de lástima sentir a Martín en mi espalda dormido y no con la luz encendida. Pero es eso o nada.

Es un libro que me ha enganchado desde el principio. Me descargué en google play books (o como se llame) la muestra gratuita y me la acabé cuando ya no me quedaban capítulos de Doctor Who un día en el bus de vuelta a Oviedo. Desde entonces le metí caña al libro que me estaba leyendo (la reina de los monstruos, de una chica que hizo el NaNo) y me comencé ese (una tarde, cuando bajé a jugar al mus y no tenía hueco). Pero el caso es que, desde ese día, no paré.

Creo que ha sido como mi reenganche en la lectura. La tengo muy de lado, por mucho que me duela, sobre todo por el hecho de la uni. Cuando me leo algo, últimamente son artículos sobre el rumen o sobre los intermareales rocosos, y cosas que en el fondo, aunque son muy interesantes, no son lo que busco a la hora de coger un libro.

Pero bueno, me voy por las ramas. El caso es que comencé a leerlo y no paré. Caían de 200 en 200 páginas los días en los que podía permitirme leer, y es que había veces que no quería parar. Si por mi fuera y pudiera olvidarme de las necesidades básicas, habría leído el libro del tirón, como con los juegos del hambre. Pero, evidentemente, el doblar en páginas al libro de Suzanne Collins me hizo cambiar la táctica.

Si nos centramos en el libro y en por qué me ha gustado tanto, comenzaré con que me cautivó ya solo con el prólogo. La forma que Patrick Rothfuss de narrar el silencio fue suficiente para saber que quería leerme ese libro. Pero entonces, ya no solo añadiendo el modo de narrar, nos encontramos con una historia interesante, la vida de un héroe narrada desde los comienzos, envolviéndonos y haciéndonos sentir empatía por el pequeño Kvothe. Y, por si acaso nos olvidamos de que es una historia pasada y está siendo narrada, los interludios están ahí para suavizarnos la situación (o para joderla, a veces los ponía un poco mal y te entraban ganas de saltártelo, pero no lo hacía, porque es difícil saltarte páginas en un ebook).

Lo mejor, es que aparte de un buen personaje principal, hay unos buenísimos personajes secundarios supliendo todas las carencias del principal, haciéndole ver los errores y sacándonos una risa cuando crees que no pueden hacerlo y todo se te va a caer a pedazos. Añadamos a la ecuación los plot-twist más variopintos cuando piensas que todo va a ir bien (Patrick, tu a Kvothe le tienes manía, ¿verdad?) y algunos insultos y frases sueltas que te hacen parar la lectura y replantearte tu completa existencia, lo que hacen este libro único.

Y aquí viene mi única pega, porque la verdad es que ha sido un libro  genial. Y esta es que a veces parecía que la historia no avanzaba pese a que estaba leyendo. No sé si era porque temía que algo malo iba a venir o simplemente porque sentía que la historia no avanzaba, el caso es que en algunos momentos mi estómago, normalmente encogido de puro nerviosismo, se estiraba un poco, como relajándose, y se me hacía una lectura más lenta.

Pero de nuevo, esas eran las menos, y pese a todo, este libro se merece un 10. Totalmente recomendable.

Y, por si acaso no confiáis en mi, tal vez creáis mejor a su autor...




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